¡Ya en mi barca va la bella
que en las noches, como estrella,
mi sendero alumbrará!
Y si el mar tormentas da...
No voy solo,
voy con ella.
Mi primorosa doncella
mi compañera será.
Yo quisiera desde ya
darle mucho a cambio,
un don:
¡Un repleto corazón
de pasión que aumentará!
¡Yo quisiera ya que va
en mi barca, devoción
darle fiel sin ver porción
del amor que gustará!
Y si el mundo nos condena...
¡Dueña mía! ¿Qué nos son?
Vale más nuestra intención
pues que la ilusión es buena.
¿Qué nos son, amada, pena
dolor, fatiga y condena
cuando el éxodo almacena
barca, mar, luz, dirección!