Usted es la culpable,
no me diga que no,
eso es irrefutable,
si se lo digo yo.
Usted es la culpable
de sonrisas en mi rostro,
del sonido implacable
del amor entre nosotros.
No ve que sólo usted
endereza mi camino
y le ha quitado la sed
de alegría a mi destino.
No ve que ahora soy mejor
porque usted está a mi lado
pues se ha hecho a la labor
de ser mi tesoro sagrado.
Culpable de mi felicidad,
y de mis ganas de caminar,
del despertar de mi virilidad
y del nuevo deseo de cantar.
Culpable de, estas, mis letras,
de que se disipara la frustración,
y no podrían ni cien poetas
quererla lo que la quiero yo.
Usted es la culpable,
no me diga que no,
eso es irrefutable,
si se lo digo yo.