Mirando a mi alrededor,
rostros desconocidos,
miradas vacías,
sintiendo el silencio
y tú...no estabas.
Pasando las horas
oscurecía mi vida,
mis versos callaban
por que tú no estabas.
De un día soleado
tomé lo más bello,
de luces y sueños
alimentando mi vida.
Atardeceres de magia,
callados momentos,
sintiendo a mi lado
vagos recuerdos.
Añorados días
en que te abrazaba,
en suspiros y besos
se pasaba el tiempo.
Ahora el frío
me cala en mi almohada,
de anhelos y ansías,
te llevo en el alma.
Sonrisas ajenas,
saludos fingidos,
mientras en mi soledad
yo te esperaba.
Y siento tu alma
y te anhelo en mi cama,
mientras te buscaba
y tú... tú todavía no estabas.
YOLANDA BARRY.