Desde el silencio, desde el vacío,
-desde la locura-
que tal tamaño
hace mover las pestañas
y el viento
deja mover el silencio,
cuando ya no hablo,
y cuando muero, sintiendo
la brisa remover el aliento,
en esta litera líquida
del oxido mis labios,
del metal la esencia,
cual sentido recobró;
morder la soledad,
y recordar, y recordar,
cayendo en el universo sin estrellas
ni astros que revoquen mi condición
cual siento desvanecer mi voz,
el silencio y la compañía
de ti, cadáver de mis días...
A veces pienso, a veces siento, y a veces muero
recobrar la memoria
encerrada en el cuarto de ayer;
ayer cuando las murallas
sobresalían de la carne
y de los huesos
se inyectaba
el occiso saliente
de la agonía, magra melancolía,
ayer a veces pienso,
como a veces ya no siento la vida...
Junio del 2006.