Y renombrar corazones, pintar una sonrisa en tu rostro; pintarte las mejillas, y en la voz pintarte el aliento, tal vez mío, tal vez de otro, o tal vez del silencio como del recuerdo. Y renombrar el acento de mi boca, irradiar consonantes cuando más muero -más te pienso- y más dejo perder la memoria, allí donde a veces te vas, con tus pies sufragados en la nostalgia, en tre cor ta da inhalas el humo de la soledad, y también re cor ta da me dejas en el vagón del metro, mirando caras atrofiadas mirando la nada, como suelo mirar las ventanas; dentro de una oscuridad a tildes renombradas por la luz, y en la luz fallezco como tus ojos de ayer...