I
Desplazándome sobre las agrestes
nubes de un tiempo olvidado,
el niño que llevo dentro,
añora la inocencia perdida,
tras miles de pasos imperecederos,
dejados a un lado del gastado
camino de los recuerdos.
II
La tonalidad de los colores
de un alma adolescente,
el peregrino de una
verdad a medias,
la esquina lejana de
mi pequeño pueblo,
los juegos compartidos
a escondidas,
los libros gastados por
las manos de inocentes,
la luz amarillenta de
una vela oculta,
el profano voceador
de una fe inexistente,
me dan la razón.
III
Si observo cada paso andado,
Si respiro cada aroma,
Si escucho el trinar del universo,
Si la soledad me favorece,
Si el mar emprende mi diálogo,
Si la naturaleza me absorbe,
Si mi voz me anhela,
Si la comparsa de mi risa me acompaña,
Si mis pensamientos vuelan,
Si mi aliento me da ánimo,
Si mi vista se pierde,
Si mis latidos no los escucho,
Si dibujo en blanco y negro,
¿Cómo entenderme?
¿Cómo?,
¿Cómo llorar sin lágrimas?,
Por tu extraña ausencia,
Por tu temprana partida,
Por razones para vivir,
Me dejaste antes,
y sin embargo siempre, siempre,
siempre, estarás…
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Carlos Dos Santos Daniel