He visto demasiado, extasiado,
extraviado, vuelto para atrás,
espiando detrás de la ventana
con mis pequeños ojos dulces
y burlonamente tristes
a tres mujeres planeando,
platicándose en el aire,
sintiéndose flotando,
mariposas azules y verdes
y lilas transparentes
bebiéndose todo lo que vuela,
todo lo que flota, todo lo que late,
amando néctares siendo tan jóvenes
náyades con sus alas de colores
y tan lejos de mis cristales
como esa lluvia que crece
lejos en el campo, lejos, tan lejos
como un reloj de cuerda descompuesto
y el sonido acompasado tic tac tic tac
tan muerto, tan quieto, tan volátil
como la vida péndulo de un insecto
que se me vuelve siendo un espejo,
reflejo en el agua clara de segundos,
el río, la lluvia, las gotas, cada gota
distorsiona rostro ocre y se lo lleva:
tu cara, tu ser, tu pensamiento…
¿Quien eres lluvia tan inquieta?
Puedo amarte desde lejos,
puedo sentir los escalofríos,
puedo sentir que te marchas
viento y que la luna amanece
en estos últimos tres besos.