En mi camino
de noches muertas y días vivos,
de frutas frescas
y algunos troncos con ramas secas,
miré tus ojos
de largo invierno, de sueño roto,
de medio cielo
que en su penumbra se ve de lejos
pidiendo ayuda
con voz que llora por amarguras.
Besé tu boca,
canté tu canto, tomé tu aurora,
te di mi mano;
nos fuimos juntos con pasos blancos,
por el futuro,
y así olvidamos a todo el mundo.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.