Tardes solitarias y noches calladas
Dolorosas cual brillantes espadas
Que atraviesan un alma inerme
Desangrando un corazón hasta la muerte
Corazón que otrora fuese fuerte
Que soportara la más penosa suerte
Que le brindara un malicioso amor
Y que dejara en él un amargo sinsabor
Corazón que olvidara su dolor
Que las ofensas pagara con perdón
Hoy ha cambiado de un tajo
No quiere ser herido… solo amado.