La primera vez la tomó por sorpresa
no lo vio venir
¿Cómo era posible que sus manos
(las mismas de acariciar)
pudieran provocarle tanto dolor?
¿Qué había hecho para sonsacar
esa parte de sí mismo que desconocía
esa brutalidad física inesperada?
se sentía adolorida
confusa
humillada
traicionada...
pero en medio de su confusión
el arrepentimiento vino a desarmarla
y aunque no estaba convencida
dejó de cuestionarse
confió en que no se repetiría
y aceptó sus disculpas florales.
Lunas más tardes la novedad se hizo rutina
las caricias se instalaron en el museo de los recuerdos
las disculpas emigraron de su espacio
y el temor se convirtió en cotidianidad
comenzó a controlar sus propias actitudes
evitaba comentar sucesos
iniciar conversaciones
hablar alto
caminar rápido
opinar
discrepar
casi hasta respirar...
se anuló hasta lo imposible
no obstante
no logró vacunarse contra la violencia
y al torbellino de anti-caricias
se sumaron como invitados sus dos pies.
Muchos calendarios después
aún sigue presa del ¨si quiero¨ equivocado
sigue controlando lo que hace
lo que dice
y hasta lo que piensa
intentando evitar
en lo posible
hacerlo enojar
habita como fantasma su propia vida
y de tanta costumbre
casi ya no sufre
casi...
pero todavía
de vez en cuando
un huracán de pasiones malsanas se desata sobre su cuerpo
aunque ha aprendido a posicionarse
cuando presiente la avalancha
para evitar daños irreversibles
no cuenta a nadie lo que ocurre
y si alguna huella indiscreta
la delata
siempre tiene a mano una explicación plausible
no se reconoce como victima
y no quiere escuchar ninguna voz amiga
que la enfrente a su verdad
no acepta protección
(tiene miedo)
lo que hace prever que su cuerpo
algún día
pueda terminar en una morgue cualquiera
como una estadística más.