Un signo busco debajo de las piedras,
en las venas de oro y ágata de la caverna.
En el brusco, ondulante río de las uñas
que escarban y escarban con ansias de minero.
Soy esclavo, bucanero y alquimista.
Me acusan de loco, ocioso y hechicero.
Nadie entiende que mi codicia no es la plata;
ni el cobre o los diamantes; ni la chispa del topacio
o las verdes esmeraldas.
Un signo busco debajo de las piedras.
Oblongo, de súbito significado.
Total y breve, antiguo como el pecado.
Tan reciente como la mujer que amé sobre mi lecho
y ahora busco un signo para volver a amarla.