Roberto Reyes Cortés.
5º.reyes.
------------------------EL REGRESO.--------------------------------
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En un bajel que ha corrido
todo el ancho de la mar,
que ha visitado ciudades
y las gentes de otras tierras,
llegó ese día a la playa
que fue punto de partida.
De inmediato fue a buscar
a aquella que dejó un día,
y con dolor despidió,
del mar en la lejanía.
Cuantas cosas han pasado
en torno de aquella ausencia.
El pueblo ya no es el mismo,
tiene ya un aire distinto.
Solo la iglesia del parque
no está guardando silencio,
sus campanas apagadas,
repican llamando a muerto.
Desciende por la calzada
que le lleve recto a casa,
esperando que en la puerta,
se descubriera su amada.
Recuerda aquella sonrisa,
y pliegues de su camisa,
que corren raudas por el,
para escuchar juntos misa.
La tarde que la dejó,
como cubierta de flores
era tierna primavera,
que nunca será olvidada.
Y su manita muy blanca
que se agitaba en el viento
era nívea paloma,
que jugaba con el aire.
Mas de pronto por la puerta
de la casita encantada,
sale un cortejo formado
por cuatro fornidos mozos
que cargan negro ataúd,
de cedro como mortaja.
Adivina que en la caja
se encierra lo más amado,
aquella que en una tarde
corriera para alcanzarle
vestida toda de flores.
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