alexei

DE TU MANO.

Días pesados, noches eternas, obscuridad,
Que se enseñorea de mi mente, de mí ser,
Pesadillas llenas de sangre, de fango, dolor,
Que estremece a mi espíritu, se quebranta;
Dolor que aqueja, destruye, socava, destroza,
Camino que lleva a la obscuridad, socavones,
Grutas, que me entierran en medio de la nada,
Pesares que se adueñan, a través del cansancio,
Mi alma busca, se pierde en el espacio negro.
Lluvia purpura y escarlata, que me empapa,
Y mis ojos te buscan, en medio del desierto.

Y solo de repente, sin mediar, sin sentir, siento,
En medio del vendaval, como la brisa me despierta,
De la pesadilla diaria, y me conforta, al traer un sueño,
Donde tú alma desnuda, sin tapujos ni miedos;
Llega como pétalos de rosa, como pluma de ganso,
Y suavemente, me arropa, me cubre del terror,
Mientras cálidamente, tu aliento, tu fluido,
Entibia mi mente, al palpar la caricia deseada,
Tus labios acicalan, limpian con el amor puro,
Las heridas del ente, que mora en mi cuerpo,
Tu piel me enerva, me calma, me regala paz.

Y sin sentir, la pesadilla es ahora un sueño compartido,
Que entre las veredas del destino, se entrecruzan,
Y se convierten en uno solo, donde las pieles se juntan,
Mientras recostados en la playa, dormimos al arrullo,
Que dejan las olas del mar austral, que suave, melódico,
Me traen el sosiego, de sentirte tan mía, de ser tan tuyo
Y la obscuridad se convierte, en una noche serena, brillante,
Mientras la luna, majestuosa, nos alumbra, nos cubre,
La paz recae en mí ser, con solo sentir la caricia de tu corazón,
Que late en compañía del mío, y a lo lejos un arco iris enmarca,
Como nos levantamos, y partimos por fin, de tu mano, en mi camino.