Cuando cierro mis ojos y observo los tuyos
contemplando el interior como un susurro
que mi alma intencionadamente provoca,
arrullando con sus labios cual murmullos
exteriores, interiores, ¡qué más da!¡es tu boca!
Es tu boca, son tus labios, son tus manos,
son tus juegos, ¿es tu alma o es la mía la que asoma?
es mi cielo, es tu infierno...eres el cielo, soy el infierno...
que procura que te quemes, que te abrases sin demora,
cuando abrazo con mis brazos tu cintura pecadora.
Son tus labios, piel de serpiente,
que incitan y mancillan las ideas de mi mente
con descaro, alevosía, premeditación,
al derecho o al revés, cara a cara o a traición...
¡qué más da!¡son tus labios! arrullando con murmullos
exteriores, interiores, deslizándose...¡son tuyos!
Son tus manos, causa irrelevante
al perseguirte a la luz del día
o en la oscuridad de la noche, cual prefiero,
¿por qué? por descaro de acariciar tu negro pelo.