Cuando las mujeres son deseo de caricias
se transforman en flores,
sus pétalos destilan néctar de uva y melocotón;
su pistilo libera aromas excitantes de rosa, mar y seducción.
Sus pechos y caderas se convierten
en caramelos de higo, ciruela y pasión.
Al final
sus amantes mueren
entre recuerdos de besos
y caricias de olvido.