Quisiera por una vez
tan solo una vez y no
para siempre una vez
disolver mi carne en
una taza bien caliente
vería como se derrite
todo y cada todo mío
hasta que mis propios
ojos desaparezcan sin
siquiera la sorpresa
sin esa cara de nada
y de todo evaporado.
Entonces la materia
podría disolverse de
un modo contundente
calentarse mas y mas
hasta transformarme
en miles y miles mil
volutas casi anónimas
casi casi invisibles
como el mismo viento
confundido yo de aire
y rodeado de silbidos
y sigilosas canciones
ondas electromóviles
que surcan la mañana
hasta la altura donde
solo se animan águilas
allí donde el sol es
el amo y señor dorado
y les pinta las alas
color de tiempo breve.
tal vez continúe