Nuestras miradas se encontraron,
cuando solitario, por el mundo vagaba
y una voz en el interior me dijo
que tu amor, ya estaba presente.
Ha sido la encomienda de dios,
ese mandato divino, que el tiempo
forjo, con cada beso que nos dimos.
Era imposible no verte, si el corazón
me lo dijo, que en un millar de luces
te encontraría y te busque en el cielo,
pero tú ya partías, descendías a mi alma…
En un halo de alegría, de colores,
como un ángel surcabas el firmamento,
tierna luz brillante, en mis ojos se mecieron,
cual pétalos de rosa, que el viento atesora.
Es mandato de dios, encuentro divino,
dos almas gemelas, fundidas en un solo
cuerpo, palabras en versos, hermosa poesía;
vidas tejidas… en un solo te quiero…