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Crónicas de un poeta III

La estrella de mi musa,

brilla en su cielo de fantasía,

haciendo real mi  sueño ,

ejecutando una precisa melodía.

 

La inspiración se torna  esquiva,

cada suspiro de amor aporta,

el arbol del recuerdo  se derriba,

el  placer de la dulzura me reconforta.

 

En las crónicas de un  poeta,

Nadie pretende ser un profeta,

se plasma el sentido de una realidad,

para percibir la tan ansiada meta.

 

La meta de pintar un mundo despierto,

con un corazón fresco y abierto,

el límite entre lo cierto e incierto,

utilizando el arma de un lenguaje directo.

 

En mi pluma llevo el acero de la viva nostalgia,

en mi corazón  laten los poemas vividos,

en mi sangre corre un rio de sueños compartidos,

mis labios portan versos y gritos reprimidos.

 

En las crónicas de un  poeta,

nadie pretende ser un profeta,

se plasma el sentido de una realidad,

para percibir la tan ansiada meta.