Resbalará mi codicia por entre tus dedos agitados,
Por las corolas, las calles y los mediodías
Por entre la sórdida maledicencia que arremete sin estupor.
Resbalará mi codicia por entre tus flancos,
En tus caderas infinitas
En tu pecho abierto al cosmos.
Y allí será ¡oh mediodía!
Cuando arrimes al reproche
Y sea yo el blanco de tus indecibles adjetivos.
Pero a cambio de todo eso
Te convertirás, estoy seguro
En el atardecer en que descansarán
Mis pensamientos más oscuros
Mis deseos más rotundos.