Yo sé, de tu piel nívea
arcano secreto
y, el camino a recorrer
entre tus montañas
para deleitarme de saliveo oasis.
Sé, las longevas líneas
de tus marmóreas torres
que dan soporte a tu aposento;
y en tu pulcro boscaje
hundiome y,
saciome, bajo torrentes lascivos.
Sé. de las arduas jornadas
a recorrer trascendentalmente
en tu desierto curvilíneo;
y elevar mi espíritu
hacía niveles altos de
la conciencia humana
subiendo los peldaños
de tu espina dorsal.
Sé, también el rito para abrir
la ignota puerta de tus epidermis
y ganar un espacio en
el microcosmos de tus ojos,
como, asimismo
la ceremonia del pórtico misterioso
de tu Monte de Venus
donde buscan salida
los tendones fervientes del placer
en torturosos gemidos...
cada que mi cuerpo, se une
con el tuyo en tan ameno
culto.