orlando guevara

Ensoñación

He perdido el aroma de la madera
que me alimentaba
el color del cielo que se desprendía
detrás de mis pupílas encendidas
el sonido que retumbaba en aquella casa
en aquellas tardes deseando
que el eco mínimo se devolviera
diciendo ¡aquí estoy!
 
He perdido esa mirada que se sonrojaba
ante la presencia del visitante
esa voz que palpitaba diciendo: ¡sí señor! - ¡ya voy!
hasta la cancion que en mi camino
tarariaba y el sinsote que en cada
estatua vigilante se aparecía.
 
He perdido la nostalgia compartida
la inmediatez de un cumulo de sonrisas
que se atiborraban entre juergas e ilusiones
desaforadas/ que se enaltecían
respirando el mundo desconocido/
solo la sonrisa de lo vivido
permitiendo que el alma disfrutara de la vigilia
que el sol otorgaba escazamente a la luna.
 
He perdido el sabor de los sauces
que bañaban mi piel mientras me
cobijaba entre sueños reconditos de mi infancia
el miedo a la victoria cuando se hacía
distante  bajo los umbrales entre batallas
y la trémula satisfacción  de mis actos
como coros de ensoñación
en las visperas de aquellos retos matutinos.
 
He perdido la dureza de mis plegarias
de mis actos de contricción
puestos al viento/a su divinidad/
que aún me cuesta entenderla/
mis alabanzas a la vida
que en su momento parecían  intangibles
incontrolodas /
y a la fe de la que todos hablan
como pan en sus bocas resaviadas.
 
He perdido en la abundancia de corazones
la autentica inconsistencia de un venévolo destino/
dejar de beber el olvido y atragantar el alma
con suspiros antaños a tu presencia.
Con los ojos ocultos que temen ser arrastrados
al pasado a los rincones de pestilencia
que decoraron en un tiempo
esta ensoñación...