Roberto Reyes Cortés.
5º.reyes,
----------ES NUESTRO HOGAR.--------------
Por las mañanas la vida en punto,
de nueva cuenta abre los ojos,
el aire es fresco, fragante y limpio
por las montañas, corre con brío.
Los ruidos suenan cuando las gentes
han despertado y se levantan;
y todo es calma, quietud, ternura,
sin una alarma.
Es este el mundo, la hermosa casa
donde habitamos, la que sin pensarlo,
sin merecerlo hoy disfrutamos.
En sus espacios, en su contorno,
por todas partes es agredida,
las moto-sierras se aprestan listas
para encenderse sobre los cuerpos
de aquellos árboles que aún respiran.
Lenguas de fuego corren quemantes
e indetenibles en cruenta hoguera,
y en las praderas, se quema todo
como la yesca, arde la yerba y la madera.
Lo que de antaño fuera el orgullo de nuestras gentes,
desaparece y los glaciares se han derretido
porque de pronto el sol hirviente, los ha diluido.
La tierra entera muy enojada, convulsionada
se tambalea, volcanes rojos llenos de ira
sobre los cerros ríos de lava lanzan ardientes.
Ésta es la vida que los humanos con nuestra incuria
vamos labrando por las montañas y verdes lagos,
las flores rojas y los jardines mueren quemados.
Que todo acabe quedando el mundo como un cadáver
que se retuerza con su miseria y el fuego pasa.
No se concibe tanta indolencia que practicamos;
que no hay conciencia en nuestras gentes
y por propias manos nos suicidamos.
No hay otro sino, ningún destino que nos proteja
de la tragedia, si no unimos todas las manos
para alejarnos de ese peligro.
Por la mañana del día siguiente rayos quemantes
y el fuego intenso son horizontes que miraremos.
El hombre ha muerto y por donde veas
los rumbos todos son un desierto.
La tierra hundida entre las aguas
que inundan todo y las personas
hemos pasado tranquilamente
a la otra Era.
La Era de Piedra ha regresado,
nos acompaña como al comienzo,
viendo de nuevo que los humanos
hemos concluido nuestra misión.