Olvidarte ha sido más fácil que amarte.
Yo tu amadora fiel y tu mi enemigo;
Resistiéndote a mí, a ti, a ellos ;conmigo,
Hasta que el viento se llevo tu estandarte.
En mi carne tierna, muda sellaste tu placarte.
Desafiar al sino, a la suerte ,fue mi castigo,
Más para tus inviernos no encontré abrigo
Y de mi alma marchita tuve que arrancarte.
Gracias ,gracias por dar fin a esta historia,
esa condena no era mia,no me pertenecía,
puse punto a ese pregón en esa apología
agradeciendo a mi Dios su comendatoria
termine el último renglón con acidimetría:
adiós al pasado y armoniosa mi memoria
ANTONIA CEADA ACEVEDO
“Lo único que me hizo libre fue desprenderme de los sentimientos”