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Un pellizco

 

Mi vista recorta el crepúsculo,

abraza el lineal horizonte,

hasta donde el vasto mar

puede llegar a mojarme.

 

 

 

***   ***   ***   ***

 

Por la tinta que otorga la sangre soy:

un signo entre tanto jeroglífico,

un barco de corcho de máxima flotabilidad

o el papel de periódico, que envolviendo un bocadillo,

cuenta sucesos y asalta en carrera las vallas,

arremete -de frente- contra intereses.

 

 

Soy una tortuga que flota protectora,

cual guardándole la espalda,

le ayuda a nadar a un niño.

Una barriga blanda escondida

tras el duro mármol de un casi irrompible caparazón.

Dispongo de la espuma infinita de una ola,

del sonido espiral atornillado a cangrejos y a caracolas,

de un naufragio solitario, de una playa enterrada,

de virginales islas cautivas,

presas de los latidos de mi propio corazón.

 

 

Puedo ser una carga,

el peso de una lágrima

y rodar húmedamente...mejilla abajo.

Puedo ser vitamina; un soplo de vigor,

o achicar las ganas quitando el apetito.

Doblar las piernas o darle energía al tránsito.

Soy un lánguido y cabizbajo monaguillo,

la limosna de un rezo.

O el sigilo hecho ladrón,

que le roba el brillo a los supuestos cinco sentidos.

Soy, de bien seguro: un pellizco, un detalle,

¡un pequeño motivo!

Por siempre asido a la raíz de un circunstancial.

Soy un abridor cual aspira infinidad de suertes.

 

 

Mi movimiento está sujeto:

al suelo de este espacio y a la huella de otros tiempos.

 

 

Por el cielo trepo siendo tierra.

Subo peldaños entre melodiosos intermedios

y simbólicos vocablos.

Soy una posición que varía.

La consistencia demostrativa de la imperfección.

La irregularidad escarchada que se moldea cuando cruje.

Vivo; nado inmerso en la deformidad del líquido.

Soy un negativo velado capaz,

de mostrar la luz de un contenido sin fotografías.

 

 

 

318-omu G.S. (BCN-2012)