Hubiese preferido quedarme contigo, porque mi ojo izquierdo estaba padeciendo; la lluvia.
Habías aparecido en el oportuno instante:
Que lluvia tan tierna, frágil, tan ligera, menuda,
tan dulce…
En mi llovía la infancia, la inocencia, las carreras en bicicleta,
las repetidas veces de mi nombre por mi mama. Se conmovió la lluvia.
Que oportuno ese instante
porque con tus manos indelebles me abrigaste
tantos males, calmaste tormentas, cielos grises.
locura.
Que oportuno ese instante
porque me trajiste de allá,
de tiempos aquellos, de pascua, tiempos remotos,
de olores florales y ramos de rosas.
Que oportuno ese instante
porque me recuerdas a mi
desayunando chocolates con el pelo despeinado,
viendo guerreros animados,
leyendo cuentos robados,
quebrando huevos sin querer…
me trajiste de la razón con y sin consentimiento.
Del renacimiento de esto y de más.
Que oportuno ese instante
porque tus ojos me declararon; Ayer.
Que oportuno ese instante
porque el sonido diáfano de tus palabras,
me supieron poesía.
Que oportuno ese instante
porque donde creí estar, no estaba,
y en el ascetismo de tu corazón me encontré.
INGRID V.