Alma al aire

Una canción...


Una canción

puede llevar por el aire

un corazón hasta alcanzar a otro,

hasta abrazarlo con tanto

pero con tanto amor,

que desafinan los versos

por beberse toda su armonía.

 

Una canción puede

con el misterio más grande del mundo

conmover el alma triste

para llenarla de alegría,

o de una sonrisa enamorada

y cómplice del silencio,

haciendo que el pecho se apriete fuerte

y quiera saltarse todos los momentos

hasta por fin alcanzar ese

en el que el verbo vivir

se conjuga de a dos.

 

Una canción además

puede apropiarse todos los suspiros

para regalárselos luego

al dueño de la canción,

junto con un beso,

junto con un te amo,

y junto con todos esos colibríes volando

desde los parlantes hacia el cielo.

 

Una canción también puede

alargar redentora esa caricia

deslizándose tan suavemente

por el pelo,

por la mejilla tibia,

palpando los labios

con la melodía

para dejar de soñarnos encontrados

y encontrarnos, finalmente

en la misma sintonía.

 

Con una canción

quisiera decirte tanto,

con una voz profunda y sentida

quisiera alcanzarte tanto,

y aún así

nunca bastaría.