Lloras el tiempo que no alcanzas,
navegan los minutos por tus lágrimas
que forman un palpitante mar,
espejo que recoge tu desconsuelo.
Se cuartea tu rostro bajo la máscara,
tapiz que asfixia la verdad sobre ti
y en las huellas de su paso lento,
te desdibujas hasta perder la identidad.
Te has descuidado en miradas ajenas
endureciendo como piedra ante el dolor
pero en el fuego en que tu esencia se consume
la indiferencia es simplemente una ilusión.
¿No te dejaron ser y te rendiste?
fuiste la sombra caminando tras sus pies
y hoy el reloj languidece y te recuerda
que el tiempo muere y tú, mueres con él.