Siempre que intento beber,
de tus labios el pecado,
el corazón apurado,
me invita a retroceder.
Tiene tu boca el placer,
del sabor azucarado,
para mi gusto añorado,
fruto que debo morder.
Beso queriendo nacer,
en un labio enamorado,
que el corazón ha incendiado,
con las llamas del querer.
Fuego que invita a ceder,
con deseo acalorado,
que a mi razón a tentado,
rindiéndose a su poder.
Mi resistencia al caer,
en tus brazos se ha quedado,
después de haberte besado,
recién lo logro entender.
Luminoso amanecer,
en beso de amor guardo,
el sentimiento sagrado,
perfuma todo mi ser.
Mi corazón de mujer,
en tu boca se ha quedado,
entendiendo que el pecado,
está en no saber querer.