“entonces su sonrisa, si todavía existe, se vuelve un arco iris” del poema Arco Iris de Mario Benedetti.
Hoy desperté con tu nombre
resonando entre mis sueños,
en el aura tibia de la madrugada
se extendía, largo, melancólicamente largo,
se tatuaba en un cielo rosado y sonreía.
Hoy desperté con tu nombre
entre mis brazos,
como quien atesora un capullo suave
lo acaricié, lo besé muy dulcemente,
hasta cayeron dos lágrimas bandidas
en la tersura de tu imagen temblorosa;
al igual que en los versos de Mario Benedetti,
nacieron los colores de la vida
contra el rayo de sol en mi ventana…
Hoy desperté con tu nombre
en cada cosa, como una flecha roja
clavada en mi memoria, como un diáfano
tañido en cada paso, campanada alegre y pura,
clamor de otoño caído en una hoja,
perfume de pampa y flor silvestre,
suspiro de campiñas extranjeras.
Hoy desperté con tu nombre
en una brisa de lago, de montaña,
azul que hiere las retinas con su espejo,
dibujé tu nombre en una nube,
un soplo de viento me dijo de tus labios
y me trajo su miel hasta mi boca.
Hoy desperté con tu nombre
en la sonoridad del magnífico Vivaldi,
meciendo mis horas en tu pecho
y mis ojos reflejados en tus ojos…
al apagarse las últimas estrellas
que dejaron su estela en tu mirada.
Hoy desperté con tu nombre
entre mis manos,
sediento de tenerte,
hambriento de besarte,
hice de él la más bella fantasía
y escribí con su tinta mi poesía.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.