Te marchaste con la bandada de caricias
y emociones en pleno vuelo.
Te marchaste cuando el trino de la noche
era fuego y la danza no tenía fronteras.
Te marchaste mientras destrozabas
el sudor de mi espalda
y yo bebía el de tu penumbra.
Y cuando vino la lluvia blanca, tibia y fragante
te marchaste y yo me fui contigo.