Dicen que no la debes mirar fijamente
Porque te atrapa en sus redes y caes
Yo la he visto tantas veces que me adapte a sus acciones
A sus visitas en días ordinarios marcados por la rutina
Sus besos, sus caricias, sus lágrimas me limpian
Y en distantes avenidas me consuela de forma nutrida
Me da el néctar necesario para retomar de nuevo emociones
Me alienta en sus pesados cantos
Me busca dando delicados pasos por mi cabeza
Me pide me olvide de todo y de todos
Y en busca de su pureza me pierdo
Me pierdo en su inocencia, en su regazo
Porque solo ella es mi salmo en los días amargos
Allí siempre atenta mientras abraza un retrato roto
Clavado a martillazos en su pared de seda
Siempre tan atenta a mis gemidos de violencia
Siempre tan discreta y vulnerable
Yo la mire un día y desde aquel instante
No veo, no vivo, no pienso
Soy víctima en mi rol de prisionero
Dicen que se llama inspiración
También dicen que yo he muerto
Pero les juro, les juro amigos
Que no es cierto.