Son tus manos mis bellas golondrinas
y en su canto está toda mi alegría,
pues de mis tempestades hacen brisas
con el toque tierno de sus caricias.
Deleite mío es escuchar su trino
surcando en mí su vuelo compasivo
al deslizarse suave por el hilo
dorado que enlaza nuestro desntino.
Y amo tus manos, cada parte de ellas:
tus dedos, tus palmas, la duradera
impresión que en mí tu caricia deja,
tibio contacto de tus manos bellas.