Miro a través de la ventana donde la luz rebota en el recuerdo
Y en la lluvia los labios que dieron forma al primer beso
Hacen crujir las gotas que alimentan el invierno solitario
Que cayó como vendaval el día de tu despedida.
Ya ni siquiera el canto de las aves despierta los deseos
la paja de los nidos huele a humo de acendrado olvido
y los pinos que dieron a mi alma abrigo y sombra
flotan en los ríos de mi llanto incontrolable.
La furia de la avalancha me cercena
Pero más me hiere la nieve que tu ausencia lanza
Y en ese dolor que moja los cristales
Descubro que aún el eco de tu risa
Me persigue sin darme tregua.
Sólo tengo la esperanza de llegar a tus parajes
Y entregarte de nuevo el sol de primavera
Que hizo arder nuestros besos como ascuas.
Tomado de Molinos de fuego de Efraín Gutiérrez Zambrano