Desearía cerrar los ojos
y creer que no fuiste un sueño,
que aunque la distancia
nos separara,
mi corazón seguiría contigo
y el tuyo con el mio,
pero no pudo ser,
rechazaste el mio
y toda esperanza
anhelada que había.
Ahora me encuentro parado,
sin seguir un rumbo,
contemplando las horas
y estas se hacen eternas,
mientras un escalofrío
invade mi débil cuerpo.
Aun recuerdo,
aquel perfume tuyo,
aquel aroma que me embriagaba,
aquellos ojos que
dulcemente a los míos miraba
y que a mi alma
tan tiernamente desnudaba.
Aquella piel tan tersa
suave y delicada
que una y otra vez acariciaba,
pero ahora todo queda en un
triste y deprimente recuerdo
que llevo en mi mente,
un recuerdo que me atormenta
insistentemente.
Y todavía recuerdo,
cuando con gracia te pintabas
mientras yo asombrado
miraba toda las perfecciones
de tu cuerpo de las cuales
locamente admiraba
y tiernamente besaba.
De tus besos,
caricias
y abrazos,
que deseaba sentir
y que me hacían
de ese lugar contigo
lejos partir,
mientras quedábamos
a merced de nuestros
momentos celestiales,
nuestro lugar en el cielo,
juntos tu y yo,
embriagándonos de ese
puro amor que eclosionábamos
juntos.
Ahora intento no imaginar,
trato de no pensar,
cerrando los ojos,
para que no sea una tragedia,
recordando nuestro amor,
y sin olvidar que
una vez fuiste dueña
de mi corazón.