Suspendido en esta calma
bebiendo de los sueños el brebaje
sintiendo con las manos del alma
cada hebra de tu piel el encaje.
Encendido ese par de farolas
donde sólo mi ansia se posa
mi sosiego al final de las trombas,
tus ojos de monarca mariposa.
Cuando nadan mis dedos
entre tus cabellos confusos
decanto mis ganas, mis gustos
despistando tu ternura mis miedos.
Mis manos, pinzas de cera,
corriente ardiente y serena
encausada a tus callejones,
madrigal de mis pasiones.
Escarbando mis labios en tu boca
quisiera estacionar el tiempo,
morar en un mitológico cuento
donde Medusa nos convierta en roca.