Siempre, aún a mi regreso
después de estar contigo
mi boca saborea aquél beso
que en mis labios se ha prendido…,
y por volver a verte me propongo
al paladear el beso que dejaste
(no lavarme la boca) Pues dispongo
del néctar de tus labios al besarte.
Es por eso que siento que arden
mis labios que por ti suspiran
y duermo acurrucado al recordarte
pero mi boca, ¡mi boca! Al despertar destila
aún ese beso que dejaste.
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente”