Como el corazón de trigo,
es su semilla,
va repartiendo pan
en nuestras vidas ,
consagrando puro el amor que estima.
¡Nunca nos falte el pan
en nuestra mesa!
menos aún el amor,
que ha enseñado,
ni tan poco,
el molde que nos deja;
ya no se construye,
en semejanza,
por mano de hombre,
y no hay copia…
¡ Ni en castilla
se doro mejor el grano,
ni en un horno se coció mejor dulzura!
Amor que nos destila… con ternura,
caricia que en el pecho siempre anida,
sustento en sus brazos y cobija,
así es , su corazón de trigo
¡Madre mía ¡