Agua soy a tu brasa
como la lluvia al volcán ardiente,
que por más que se moje,
arrasa la pendiente.
Solo se consiente,
que agua de amor
no ha de faltarte,
debes tener por presente.
Que en el magma de tus labios,
tallaré mi pendiente.
Hay en estos momentos una tormenta de celos en mi alma, mil rayos de dudas, alumbran el firmamento púrpura del dolor.
Y mi corazón, resaca al viento, en el huracan de tus mentiras, se astilla violento, derramándose en lluvia de sangre y amor no correspondido.
L.M