No puedes olvidar que pinté flores de bosques lobos
en sus pechos de mandarinas púberes cuando la rapté de sus deseos
aquella noche que lloraron tus grillos.
La humedad de su frescura descubriste en mis besos
esa misma noche que tus ojos resistieron el sueño.
No pude negar que mis labios tuyos te engañaron.
Desde entonces mis labios extrañan del invierno tu lluvia
y solo tengo del infierno mis llamas
en tus labios que ahora he perdido .
Porque tú… preciosa mía
a sabiendas que solo soy tuyo
nunca me has perdonado.