Popocatépetl, brama profundamente,
rojamente
blancamente.
Cuando tú seas antiguo
más todavía,
malsana angelical
será tu lava en tezontle.
Sufre simplemente
una fábrica de vapores
y descansa
los baños de mediodía.
Esta ciudad y la otra ciudad
en la sagrada sepultura
de tus manos que son nieves.
Conorado del capricho
y del coraje a punto
que la lluvia sea esta noche
la oscuridad de tu romance.
Que termine ya tu cruz.
Las enaguas de Iztaccíhuatl
ya son
secas placas de las olas terrenales
no la sangrienta calentura que tuviste en el refugio de la esperanza de aquel entonces.