En la espesa niebla de la noche,
Almas recónditas transitan,
Unas van buscando hombres,
Y otras, al hambre musitan.
Disfrazando van todo el tiempo,
Sus colores, excitación y pesares,
Contorneando sus hermosas figuras,
Con azaroso destino de amistades.
Van sorteando la noche en penumbra,
Divagando por dinero en las calles,
Derrochando sensualidad y hermosura,
Perturbando con ropas muy sensuales.
Llegan todas sonrientes a horas inéditas,
Sabiendo que en sus cuerpos serán presas,
De hombres con instintos en sus deleites,
Llenos de ansiedad y deseando sus placeres.
Fácil es no comprenderlas,
Criticarlas aún mejor,
Solo Dios es el que conoce,
Lo profundo de su corazón…