ALVARO J. MARQUEZ

MARAVILLOSA MADUREZ

"Para verte sólo necesito el alma, para oírte mi corazón y para amarte... existir".

 

A veces estás enojada con el tiempo ¿verdad?

Se ven unos rastros de juventud en ti todavía,

usas cremas y duermes más, ya no madrugas.

Te miras a ti misma y asumes hoy tu realidad,

tu rostro, tu piel, no tienen la misma lozanía

y están empezando a salirte algunas arrugas.

 

En las mañanas cuando con sueño te levantas

y sientes que late muy fuerte en ti tu corazón,

dudas de si aún son tuyos los poemas que hice,

si pasaron de moda las canciones que cantas,

te ves y quieres conocer del espejo su opinión

pero a la vez te da miedo oír lo que él te dice.

 

Te miras de frente, de perfil, ¿yo soy atractiva?

Es la pregunta que con miedo se oye de tu boca

y quisieras no hallar ciertas fallas en tu silueta.

Hay una verdad que tienes y no resulta esquiva,

que has dejado de ser ya una chiquilla muy loca

y estás pasando a ser una señora que se respeta.

 

Hay unas canas en tu cabello y ya son muchas

y no puedes disimular que eso algo te angustia

ni deseas envejecer pensando que te llega el fin.

Sientes tristeza cuando pasan por ti y escuchas

que eras una rosa bella que ahora yace mustia

y que nadie te necesita para adornar su jardín.

 

¿Pero sabes algo? Una afirmación así no es mía.

Para mí pese a todo, no has dejado de ser bella,

sin importar que no tengas una figura escultural.

Sigues siendo la misma mujer coqueta todavía,

con una luz capaz de opacar a cualquier estrella

y una manera de ser que para mí ha sido la ideal.

 

Mis poemas son tuyos y nunca de serlo dejarán,

las canciones que cantas en tu voz cobran vigencia

y el espejo sabe bien que no puede decirte mentiras,

que es muy cierto que los meses y los años pasarán,

pero siempre ha de destacarse mi amor tu presencia

con el brillo especial de esos ojos con que me miras.

 

Tú eres una gran mujer, sin importarme nada tu edad

y tan sincero ahora soy que te digo esto y me sonrío

y le doy gracias a ese tiempo que rápido se nos pasó,

porque juntos de alguna manera hallamos la felicidad

y puedo decir hoy que lo mejor de tu juventud fue mío

y que lo mejor de tu maravillosa madurez, lo tengo yo.