Por desgracia voy a recordar lo
que reste de mi vida,
este magro 5 de Mayo
como la batalla de la cual
no hubo que celebrar victoria
sobre el cáncer invasor que te aquejo
por más de diez años y al que le diste
pelea de la manera más valiente
que me pudiste enseñar.
Pero como a cualquier héroe
que dió su vida por una causa noble,
te erigiré un monumento
justamente en la Plaza Mayor de
mi corazón,
como ejemplo a seguir al amor que
profesaste siempre a tu madre
y a ésta triste familia que dejas
por ahora.
Jamás te olvidaré hermanita.
Q.E.P.D.