La había buscado por mucho tiempo,
la había soñado con mucho anhelo;
con gran paciencia sobrio y atento
siempre esperaba mi gran momento...
Un día normal, de esos pasajeros
llegue a un lugar muy cálido y tierno,
y como hechizo de toque inmerso
me vislumbró con un dulce gesto.
La había encontrado, ahí estaba ella;
era mi musa de aquellos sueños,
con su mirada tímida y tierna,
con su sonrisa de amor ingenuo...
Gemela es su alma junto a la mía,
le dije tosco y un poco tenso;
ella muy tierna se sonreía
y me expresaba su amor ¡inmenso.
Tendí mi mano para contarle
mi larga historia y mi travesía;
ella sonriente tendió la suya
dijo llamarse Dulce María.
Que gran sorpresa nos da la vida
cuando anhelamos de corazón;
todo ese amor que dios nos inspira,
de pronto llega con gran pasión.