Como blusa llena de bordados de brillantes, ellos se van cayendo y queda solo el punto. La belleza y el trabajo se acaban. Vamos cogiendo del suelo las aplicaciones y las guardamos como recuerdo.
Somos parecidos, con el tiempo el bordado de ilusiones, se cae, ni damos cuenta, se van perdiendo, por el suelo de nuestro camino. Queda un trapo, sin gracia, sin préstamo, solo ocupa espacio.
Se sueña con ellos, nos acordamos, como era, pero nunca mas seremos iguales, aun que se quiera volver a bordar, nunca queda igual, solo fantasía de alcanzar lo que no es alcanzable. Por eso tanto miro la noche estrellada, brillando, es la única blusa que me queda. Cuando rompe la luna llena, viene hacía mi una esperanza, es majestosa es impresionante, serena llena de vida y luz, pero como yo, es prestada su luminosidad, cuando el sol no se refleje en ella, quedará, mortecina, sin gracia.
Todo es ilusión, todo es parecido, no igual, todo es lo que no parece y parece lo que no es, como actores, en un teatro, con las luces especiales, somos alguien, terminando la sesión , queda el silencio y la oscuridad ya no estamos, ni somos, solo una fantasía y nada mas.
Como la vida es continua, volveremos al escenario, por instantes seremos algo, pero cada vez la sesión es más pequeña y las luces se van hundiendo y el escenario ya no brilla.
Bailarines, sin música, girando, sin compás, con antifaz de felicidad, en el escenario de la vida, oscura, cenicienta, como blusas sin bordados brillantes, esperamos con resignación, que otra blusa seamos, o luna llena brille con claridad prestada.
La vida es todo, sin sentir no es nada, los sentimientos son su claridad, desde la esperanza hasta el perdón, de quien nos ha quitado los brillos de nuestra blusa y siempre amando, con serenidad, si no lo hacemos, ni al escenario subimos, ni hay luna llena para soñar.
Sueños, hacen parte de todos, solo son nuestros, no los perdamos, porque ya no tendremos aun que sea pequeña la sesión, bajo la luz del teatro merece la pena.
Del poco se tiene que hacer mucho, del nada un poco, de todo , la vida y nunca guardar las lentejuelas, que se desprenden de la blusa, al revés, cogerlas y volver a pegarlas en su sitio. Solo así seremos luz, para bailar, al compás de la música de la grande orquestra que es el querer vivir en plenitud, hasta que tengamos vida.
Oporto, 7 de Mayo de 2012
Carminha Nieves