Como un sueño se termina,
cuando ya no lo alimentas,
ponzoñosa felicidad de momento
que es hoy donde te encuentro
ya no hay muros de lamento
en la hipocresía del hombre
conservas el sueño plagado
de perdido talento.
Maldita monotonía,
de recursiva caída
con algunas falsedades
cubiertas de idolatría.
Y un anárquico amor
rondando estas vías,
con veranos que congelan
mi mano... en esta poesía.