Un beodo empedernido
estaba bebiendo en la taberna
diciendo que se sentía atraído
por una hermosa botella.
A todo sus amigos había imbuido
que su único amor era ella;
que lo mejor que ha vivido
ha sido cuando a ella se entrega.
Y cuando ya casi convencidos
tenía a la gente aquella
tomó el último trago sonreído;
miró al mesero, y le hizo una seña,
y otra nueva botella le han servido.
con esta breve y clara reseña
todos por fin han comprendido
que el amor no es a la botella
sino al líquido, en ella contenido.
Cuantos amores se ven por allí
que no te aman por lo que eres…
porque se enamoran, no de ti,
sino simplemente de lo que tienes.
AUTOR: Alejandro J. Diaz Valero
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Maracaibo, Venezuela