Rueda y que rueda
la rueda.
Imperturbable y silente trabaja,
carga su arcada espalda estancos de agua,
y beben del estero verde las resecas zanjas
Canta y que canta
la rueda.
Cristalinas tañen las acequias,
Roncos coros cadentes de ejes raídos,
murmuras remansa interminables giros
Duerme y que duerme
la rueda.
Arrulla de ensueños mi niña en su cuna,
que como ninguna meces y rondas,
cual cascabel nocturno de agua y de luna
Ríe y que ríe
la rueda.
Feliz y sencilla nunca muda su destino,
reloj de estaciones cambia el tiempo por olvido,
sabe que otros ingenios la arrancarán de los ríos
Muere… ya muere
la rueda.
Su corazón de madera inerte se ha detenido,
ya no da vueltas, no bombea más sangre del río,
y el cascabel de mi niña triste yace extinguido.