La textura de la noche flota, desliza y viaja,
por tus pechos como hielo seco, que se convierten
en manos que aprietan y pellizcan.
La noche parece aliento frió, que baja
como catarata y que se convierten
en dedos penetrantes juguetones como
pasto al viento.
Se siente tu piel húmeda como briza,
parece piedra al rió, reflejo de luna.
Sabes a sal, pasión y amor
el lamberte y el verte. Como
tus labios se inchan hacia la pasión
y como te abres hacia la vida.