No queda más que el silencio,
la ultima gota sobre el filo del vaso,
besando la tibieza que dejo mi boca
en el opaco, pero transparente amigo fiel.
Solo eso me queda me queda y un recuerdo vago,
sobre mi mente aun más extraña
desconocida, victima de aquel espacio
oscuro que solo envuelve ausencias.
En la ultima mesa bajo el rincón oscuro,
se puede observar desde la vereda
como su mano reaparece de la sombras
con un movimiento que asciende y evoca.
la calle esta solitaria,
como una novia cuando se siente engañada
sola,
se puede escalar con los ojos
la gris noche, la calle inmensa,
en una hora donde las personas
parecen haber entrado a un cuento.
La plaza rodeada de esa imagen de soledad,
paréese un retrato que muy pocos observan
pero muchos conocen,
me siento en un banco de ella…
…a evocar solo ausencias,
a mezclar la última gota
que deje en el fondo del vaso
con el vació que hoy baña mis ojos.
El cielo nutrido me observa de nuevo,
como cada noche en que me siento a recordar,
se vuelve un amigo que observa de a lejos
y me ilumina el alma con sus estrellas.
Un perro se acerca
en medio de todo este platica sin palabras,
y me observa como pidiendo algo,
sin obtenerlo se aleja.
Se aleja como todo lo que me encuentra,
me acaricia un bostezo la mano
y se despide, parece que solo queda
la noche y yo.
Los cuerpos que durante el día
son parte de este mundo abandonado,
hoy descansan, sin saber
que uno de ellos quedo afuera.
Todo es como un abrazo
como esos que tuve en mi adolescencia,
que brotan de algún modo,
y no se sabe si volverán.
Beso una y otra vez
la calida calle con mis pasos,
me alejo de aquel banco oscuro
fijo y nocturno que tanto me pertenece.
La noche es más incierta,
presa de un solo destino…
ni una mirada me acompaña,
el cielo esta nublado.
Ni una sola mirada, sobre la gris noche
el cielo tibio y el silencio amigo
que parece encontrarse
con cada paso que doy.
Nadie sabe donde voy,
sin embargo, alguien me sigue,
inclinándose para alcanzarme,
una parte mía que se alimenta de la luz.
Todo es más oscuro,
ya lo perdí de vista;
nadie me observa;
ni quiere alcanzarme.
Solo los recuerdos amanecen,
mientras los evoco uno a uno,
sabiendo que solo están para
mostrarme el principio de mi camino.
Ricardo Nogal.